domingo, 16 de marzo de 2014

Restaurante " El Comunista" ( Tienda de vinos y comidas), Madrid

El Comunista tiene el honor de ser el primero de los restaurantes Españoles que os comentará vuestro Tio Matt. ¿Y qué mejor que hacerlo con una auténtica tasca Madrileña de la que disfrutarán los amantes de lo castizo y tradicional?

Pongámonos en situación. La Tienda de vinos y Comidas, como es su nombre oficial, abrió en 1890, y pocas tascas pueden decir que sean centenarias en la capital. El nombre por el que es conocido es “El Comunista”, parece ser que por sus “rojas” puertas, así que estamos ante un clásico que evoca épocas más sencillas, donde todo era más pequeño y menos enrevesado. 


Nada más entrar lo primero que pensé es que probablemente Madrid hace años debía estar repleto de lugares como este, Tascas de las de verdad, en las que el valor más importante es una comida casera de calidad, cocinada con amor, y sin pretensiones. 

La decoración es simplista, sin alardes más allá que romper la monotonía. Pósters de las Islas Canarias, fotos familiares sepia, muebles antiguos y manteles rojos se entremezclan por igual en el local.  

Comida: La carta tiene lentejas, guisantes con jamón, croquetas, revuelto con ajetes, picadillo, chipirones en su tinta, pescados y carnes varias caseras, además de exquisitos postres que invitan a la nostalgia como flan, queso con membrillo…etc. Todos esos platos los probé en mi visita y estaban hechos con mimo, el resultado, comida de la abuela deliciosa!

Servicio: El servicio es directo y te tratan sin florituras, como si fueras de la familia. Las otras veces que he ido se acordaban de mi. La cocinera, que es la madre de la familia, está a la vista de todos si vas al baño. Hablando con ella para darle la enhorabuena por sus platos, entendí más el espíritu del lugar, gente amable y sencilla que te hace sentir en casa. 

Precio: Teniendo en cuenta que está en el corazón del Barrio de Chueca, tiene unos precios más que asequibles, rondando los 20€ por cabeza incluyendo una copa. 

Conclusión: Los platos del Comunista no se dan importancia, y están realizados sin más pretensiones que ser disfrutados en buena compañía. Son humildes, y previsibles (para aquellos que hemos tenido abuela sobre todo), lo que no hace que dejes de disfrutarlos ni un momento. Una tasca que te invita a vivir la Madrid más histórica y castiza, sintiéndote en casa. 

Restaurante Fisher´s, Mexico DF

El Fisher´s  ya desde fuera prometía ser un restaurante diferente. Encajado en una esquina del vívido barrio de Polanco, contaba con una buena cola de gente esperando, afortunadamente el restaurante está provisto de varios barriles de cerveza muy fría para que la espera se haga más amena.  Echando un ojo desde fuera pude apreciar el estilo particular del restaurante, que mezcla varias tendencias. Recuerda y mucho a un restaurante americano fast food, de hecho su logo es una gamba con el típico gorro del cajero de una hamburguesería gringa, además de su nombre en inglés.  Por otro lado, cuenta con detalles de cantina mediterránea, sus pizarras con el menú y ofertas del día escritas  a mano, el producto  fresco a la vista,  y por supuesto su decoración al más puro estilo Gaudí con mosaicos blancos y azules. Pero lo que lo hace más ecléctico al lugar, y choca con ese ambiente mezcla de fast food y cantina, es su especialidad: el marisco.




En su interior  cuenta con una barra enorme metálica de forma sinuosa, que al entrar estaba atestada de gente. Alrededor pude ver las pequeñas piscinas donde se encontraban cigalas, cangrejos, gambas, así como cajas de madera repletas de ostras.  En el techo, tuberías metálicas colaboran a dar un aspecto único al lugar. El ruido de cientos de personas charlando, así como la proliferación de "gente guapa", definitivamente me dijeron que de alguna manera merecía la pena haber ido a ver el rocambolesco ambiente de Fisher´s aun antes de probar su comida.

Servicio: Hay muchos camareros para un restaurante enorme, y sin embargo debo decir que siempre fueron muy atentos. Una chica nos atendió constantemente y nos preguntó habitualmente si todo estaba a nuestro gusto. Un servicio directo, sin ningún artificio, del que  no se busca más teniendo en cuenta el tipo lo bullicioso del lugar.

Comida: Dejé elegir a mi compañero, mexicano de nacimiento y amante del Fisher´s. Lo primero que probamos fue un consomé de camarón que los camareros van sirviendo mesa por mesa con un termo algo desvencijado . Estaba sabroso, con el inequívoco toque picante de la comida mexicana que mezclado con unos tacos de camarón (los más famosos de Mexico), fueron una delicia! Tenían una salsa buenísima y trozos de aguacate, su guarnición era un cubito de arroz. De segundo comimos otros tacos, estos con el pan del taco negro, los tacos de cochinita de marlin, de textura muy agradable en la boca, que también supieron a gloria. De tercero, más tacos! esta vez de langosta, no sabría decir cual fue mejor... Importante resaltar que tiene muchos más platos que tacos, de corte más elegante, aunque en mi caso, quisieron que saliera de Mexico habiendo probado su comida típica.



Precio: Muy económico, dejamos un taco cada uno porque no podíamos más, bebimos dos cervezas, y un chupito al final cada uno y salimos a cerca 20€ por cabeza.

Conclusión: Un lugar de gran personalidad y ambiente de mucha vida, dónde podrás comer muy bien a muy buen precio. El hecho de saber que ellos tienes sus propias piscifactorías me gustó. Recomendable si te gusta el marisco y el pescado,  eso sí, si buscas una cita íntima este no es tu lugar. Volveré en mi próximo viaje seguro. 

domingo, 23 de febrero de 2014

El Panecillo, Quito

Quito ya es una capital de una altura considerable (2.800m), pero mi guía decidió que tenía que ver la parte más alta de la ciudad, llamada " El Panecillo". Por el camino me contó que los colonos Españoles, lo llamaron así porque la forma oronda del cerro les debió recordar a una hogaza de pan.( Grande tenía que ser su nostalgia...)

Nada más llegar me di cuenta de que estaba ante un auténtico mirador natural, ¡desde allí se podía ver toda la ciudad de Quito! El lugar me otorgaba una panorámica donde se podía apreciar claramente el centro histórico y los penachos de numerosas iglesias que después visitaríamos. Una auténtica belleza de visión.

Además de esta fabulosa vista, en la cima de la colina se encuentra la "Virgen del Panecillo", una monumental construcción de aluminio de más de 30m de altura. La estatua representa a una virgen con alas aplastando a un dragón, que debo decir es francamente impresionante. Vista desde lejos ya se suponía de gran tamaño, pero hasta que no te encuentras debajo no te das cuenta de sus colosales proporciones.


Allí también se encuentran las llamadas " Ollas del Panecillo" de las que queda sólo una. Mi guía contó que parece ser que los colonos españoles utilizaban este artilugio parecido a una cisterna para almacenar agua...entonces un lugareño interrumpió nuestra conversación para decir que las ollas tenían más de 2.000 años, y que son el único resquicio de los templos Incas que fueron destruidos...según él las ollas tenían un uso astronómico largo tiempo olvidado... Tras conversar un rato con este extraño e interesante personaje, compré varios souvenirs muy baratos en varios puestos de los alrededores del cerro, que aprovechan las visitas turísticas. 

Debo decir que me pareció un lugar cargado de historia, y que las vistas merecen la pena sin lugar a dudas.

lunes, 17 de febrero de 2014

Veloso, Sao Paulo

Nada más girar la esquina de la calle, vi un Bar con una enorme cola, sin embargo la gente no parecía muy disgustada de esperar en la calle y charlaban alegremente.  Es el Veloso, un bar dónde la gente "fala", bebe y come tapas típicas brasileiras. Ninguna idea revolucionaria verdad? Y sin embargo, ese es el mayor encanto de Veloso, su sencillez. Tanto, que la gente está dispuesta a esperar para poder entrar, y pasar un rato distendido en un lugar donde todo el mundo disfruta del sencillo arte de charlar. En mi caso, esperamos unos 45 minutos, y debo decir que mereció la pena.



Su interior está bien iluminado,  su decoración es más bien sencilla y sin alardes y lo que llama más la atención al entrar es el rumor constante de gente hablando en todas las mesas. Una vez sentado y echando un ojo alrededor, percibí aquello que caracteriza a Veloso: su ambiente acogedor.  Este es un lugar que rebosa feliz sencillez, sin más ambición que congregar a amigos para charlar, beber, y comer algo sin demasiada complicación. 

Esta frase se encuentra en su menú (de una hoja) y resume muy bien el espíritu de Veloso:

" Un bar de hombres discretos, donde nadie odia a nadie, y cuyo mayor placer consiste en hablar sin decir gran cosa"

Servicio: Los camareros rondan constantemente las mesas con cañas que van ofreciendo aunque no las pidas, si aceptas, te dan un vale donde se ven dibujos de cervezas que van tachando. Es un servicio rápido y amable, sin ningún artificio.  

Comida: Probé las " Coxinhas" ( una tapa parecida a una croqueta española, pero con una masa diferente y rellena de pollo) recomendado por una amiga brasileira, y estaban sencillamente deliciosas! Según me dijeron varias personas, las mejores de Brasil. En la carta tenían una selección muy grande de Caipirinhas y Mojitos ( de nuevo coincidieron varios nativos que de los mejores de Brasil), yo tomé una caipirinha con un toque de fresa que me encantó.



Precio: Muy económico, salí lleno y tras beber una capirinha y una cerveza brasileira,  y costó 12€ por persona....


Conclusión: Un lugar perfecto para disfrutar de una noche divertida con amigos, sin más intención que el goce de socializar mientras comes coxinhas y pruebas diferentes tipos de caipirinha. Sin lugar a dudas volveré. 

domingo, 16 de febrero de 2014

Restaurante Figueira, Sao Paulo

El nombre de este restaurante, debió estar muy claro incluso antes de ser construído. Y es que se emplaza bajo el follaje de una enorme y antiquísima higuera ( Figueira en Portugués).  En la misma entrada del restaurante te encuentras con el enorme tronco de 8 metros de ancho donde suele haber gente sacándose fotos. La segunda reacción es mirar arriba, y aprecias hasta dónde llega el follaje centenario, que alcanza una gran altura... Es fácil imaginar a dinosaurios comiendo frutos de árboles de tamaño similar hace millones de años... y es que las dimensiones y disposición caótica de sus ramas no hacen más que evocar tiempos en los que todo ser vivo era mucho más grande que ahora.

Adentrándote en la terraza, un detalle importante es observar como el restaurante se ha construido con la idea clara de mantener y respetar la higuera. Varias ramas similares a patas de elefante entran y salen por el techo de cristal, y otras, que atraviesan literalmente el comedor por encima de las cabezas de la gente, son sujetadas por estructuras de metal que encajan con la estética del lugar. Antorchas y pequeños setos otorgan un ambiente único y extravagante.


El espacio del comedor de la terraza baila en armonía con la grandiosidad de la higuera, caben, a ojo, cerca de unas 200 personas. Desde la terraza se puede ver el interior del restaurante, donde llaman la atención las cocinas abiertas donde varios pinches crean los platos.

Servicio: El metre, un hombre entrado en años de cara entrañable, nos trató como si fuera un abuelo con sus nietos favoritos. Preguntó de dónde era, estuvo atento a nuestras reacciones con los platos, y nos sacó fotos desde todos los ángulos cuando le pedimos una sóla.  Tuvo que hacer un gran esfuerzo para no reírse cuando uno de nosotros se cayó de la silla y casi se prende fuego a la camisa  con una antorcha... su reacción fue ejemplar.  Los platos no tardaron en venir, pero por si acaso, nos habían obsequiado con varios entrante gratuitos.

Comida: Mis acompañantes, nativos Brasileiros, me recomendaron comer pescado así que les hice caso. Comí un pez de río que sólo hay en Brasil, el Tambaqui. Un camarero se puso a mi lado y procedió a quitarlo las espinas y la piel, y prepararlo a mi gusto, sólo pedí limón y un toque ligero de pimienta fresca. Estaba delicioso, se notaba fresco y lleno de sabor, con una textura muy agradable. De beber pedí una caipiroska, que estaba fresquísima.

Precio: Salimos a unos 45€ por persona. 

Conclusión: Un lugar de lujo para cenar en Sao Paulo, dónde la experiencia estética, gracias a la enorme higuera y la armonía de la construcción a su alrededor, y gastronómica, gracias al buen servicio y calidad de los platos que comí, garantizan que volveré en mi próximo viaje. Esta vez probaré la carne. 

Despegue

Saludos mi querid@ sobrin@:

La idea principal de Tu Tío Matt es compartir contigo una descripción y opinión sobre los lugares a destacar que visito en mis viajes, desde " landmarks" imprescindibles, a aquellos recovecos escondidos que hay en toda ciudad. Aquellos lugares sobre los que te escriba ten claro que visitarlos me ha supuesto una experiencia única!

No soy un periodista de viajes, ni un" backpacker", así que no tengo todo el tiempo que me gustaría en cada país para visitar cada detalle y esquina de la ciudad. Tengo la suerte de viajar por trabajo, así que en mis ratos libres aprovecho para conocer y explorar los lugares que me recomiendan los nativos de la zona...y otras veces tan sólo me dejo llevar por el instinto viajero y la curiosidad...

Por lo tanto:

 1. Este blog No pretende ser un blog de viajes, ni  aspira a ser tomado muy en serio por el turista, por mi falta de disponibilidad a la  hora de realizar un análisis completo y riguroso de la experiencia turística en cada país que visito.
2. Este blog No es más que un cúmulo de comentarios y opiniones subjetivas sobre los lugares que, aprovechando los viajes de trabajo de un humilde servidor ( Tu tío Matt), tengo tiempo para visitar, y que considero serán una gran experiencia para cualquier visitante, o como mínimo lo han sido para mi.
3. Este blog está escrito por una persona que No es experta en crítica de restaurantes, bares, gastronomía, ni estudioso de  la arquitectura, arte ni la antropología cultural humana. Si alguien se siente ofendido por mis comentarios, será ignorado mientras sigo sacando fotos.
4. Te quiere,  tu tío Matt.